Uno de los muchos estudios que avalan los beneficios para la salud mental, concretamente el de la Escuela estadounidense de Medicina Albert Einstein, que analizó un grupo de gente dividida por actividades: lectura, deporte, baile… concluyó que el baile reduce un 76% las posibilidades de desarrollar demencia senil, es decir, una herramienta más para mantener la mente despierta. Es también un instrumento muy común en terapias ante procesos de ansiedad, depresión o como una actividad más en grupos con problemas de comunicación. Para la práctica y aprendizaje del baile, se requiere una capacidad de concentración que ayuda a alejar el estrés de tu mente. Mientras bailas, la mente se queda en blanco.
También es una forma de comunicación y expresión. Sea la disciplina que sea, el baile ayuda a contar historias y transmitir sentimientos como cualquier otra arte plástica. Y no sólo es una herramienta de comunicación como muestra de un arte, sino que facilita las relaciones interpersonales. Cuando entras en una academia de baile uno de los alicientes es el clima de risas que se instaura en la clase. De esa forma, aflora el positivismo en cada uno independientemente de saber o no recrear el paso que te han enseñado. La danza ayuda también a desinhibirte y perder la barrera de la timidez para conocer gente nueva. Incluso, se usa como arma de seducción. Porque el baile encierra un magnetismo capaz de conectar a dos personas a distancia.